El presidente visita Argentina y Costa Rica para reforzar el papel de España en la región y dar respaldo político a Alberto Fernández
Pedro Sánchez pone otra piedra en la senda hacia los inminentes indultos a los presos del procés. Desde Buenos Aires, donde está de viaje oficial, Sánchez ha dado la bienvenida al gesto de Oriol Junqueras el lunes, con su renuncia a la vía unilateral —”cualquier paso a favor de la distensión es bienvenido”, ha dicho el presidente—, pero sobre todo ha preparado el terreno para conceder la medida de gracia. “Comprendo que pueda haber ciudadanos que tengan reparos sobre esta decisión [los indultos] que pueda tomar el Gobierno pensando en lo acaecido en 2017. Entiendo que puedan sentir reparos de dar estos indultos. Pero les pido que tengan confianza”, ha señalado. “Tenemos que apostar por reparar los errores de 2017, y eso implica magnanimidad. Gracias a eso permitiremos que la sociedad catalana pueda reencontrarse. Los hechos de 2017 yo los he heredado. Pese a los reparos, pido comprensión y magnanimidad porque el objetivo merece la pena”, ha sentenciado Sánchez.
El presidente intenta facilitar al máximo la negociación con ERC y ni siquiera ha descartado que Oriol Junqueras esté en la mesa de diálogo, aunque ha apuntado, como ya habían señalado desde el Gobierno, que no sería lógico que esté porque es una mesa entre Ejecutivos. “El mensaje político es la voluntad de abrir un nuevo periodo en Cataluña, fundamentado en la negociación y el diálogo. A mí no me gusta vetar a nadie, todos somos conscientes de que hablamos de una mesa entre gobiernos, pero no empezamos bien si ahora digo: ‘Este tiene que estar o no’. Lo importante es dar pasos en la distensión de la convivencia y en superar una crisis muy relevante para la sociedad española”, ha insistido el presidente español. Además, Sánchez ha despejado la posibilidad de un cambio de Gobierno inminente: “Sobre la supuesta remodelación del Gobierno, le diré que yo estoy concentrado en la vacunación, quedan 70 días para alcanzar la inmunidad de grupo. Lo demás no es prioritario”.
Con la situación interna del país en plena ebullición, Pedro Sánchez multiplica sus viajes para reforzar el papel internacional de España. Esta semana se centra en Latinoamérica, con un viaje de tres días a Argentina y Costa Rica pensado con dos objetivos diferentes. Sánchez está ya en Buenos Aires, una ciudad que en pleno otoño austral está inmersa en una durísima ola de la covid que la tiene completamente confinada durante los fines de semana y parcialmente el resto de los días. El presidente ha viajado a la capital argentina con un grupo de empresarios, entre ellos el jefe de la patronal, Antonio Garamendi, pero sobre todo tiene un objetivo político: dar apoyo a un aliado estratégico e ideológico como Alberto Fernández, un peronista moderado que en La Moncloa asocian a un socialdemócrata ―aunque las categorías políticas argentinas son siempre inclasificables con estándares europeos― y que tiene importantes vínculos con España y con Sánchez, en un momento de máxima dificultad.
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